viernes, 25 de septiembre de 2015

Desde mi ventana


Hace tiempo queria tomar una foto de la maravillosa vista que tengo todos los dias desde mi oficina.
Espero que la disfruten tanto como yo.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Comprando carro nuevo en Australia



Pues 4 años después de que compráramos nuestro primer carro aquí, decidimos que era hora de cambiarlo, y les voy a contar los detalles porque el proceso fue de lo mas curioso, y a lo mejor esto le puede servir a alguien.

Primero las reglas:

Regla #1 : Si lo quieres YA!, vas a pagar mas.

Una de las cosas que hemos aprendido en este tiempo, es que cuando vas a hacer una compra importante, debes hacer la tarea y decidir exactamente qué quieres. Cuando tienes eso claro, te sientas a monitorear el mercado y a esperar la oportunidad.  
Aquí puedes comprar lo que quieras en cualquier momento, si no te importa el precio, pero si te interesa hacer rendir tu duramente ganado dinero, hay que buscar activamente el momento para comprar.

Como ejemplo, nuestro carro pequeño (el que uso diariamente para moverme), cuando decidí comprarlo costaba al rededor de A$20.000, pero lo conseguí, nuevo, en A$15.000.  Tuve que esperar un par de semanas hasta que cierta agencia lo puso en superoferta porque debían mudarse, pero pagué 25% menos, por lo que el carro nuevo me terminó costando menos que algunos usados similares que había visto.

Regla #2: Si no negocias, pagas precio full.

Para mi sorpresa, he descubierto que aquí puedes pedir rebaja casi en todo.  Incluso las empresas grandes, saben eso y se preparan en consecuencia.
Yo conozco y entiendo plenamente el pequeño placer que representa comprar como si a uno no le preocupara el precio... pero en Australia lo mejor es todo lo contrario, al menos si quieres hacer rendir tu dinero.
Aquí, si estás vendiendo, independientemente del precio...  es casi seguro que te van a pedir rebaja.  Y si tu compras, el que vende te va a dar un precio pero es casi un hecho que tiene otro precio en mente para cuando pidas la rebaja.  Si no la pides, te la pierdes.


Haciendo la tarea

Bien, con las reglas en mente, nos fuimos mi esposa y yo a hacer la tarea y a ver los carros en las agencias.   Empezamos viendo carros usados y luego nuevos, hasta que finalmente coincidimos en que lo que los dos queríamos era simplemente actualizar la camioneta que teníamos por un modelo más reciente.

Consejo:
A todos los que vengan con familias de 4 o mas, les recomiendo totalmente las Kia Carnival, pues en aparte de ser carros super cómodos y extremadamente confiables, la posibilidad de usarlos para cargar cosas los hace una opción espectacular para los recién llegados pues es impresionante todo lo que uno se puede ahorrar en fletes si se bajan los asientos y se la usa cuando uno necesite mover cosas (nuestra primera mudanza la hicimos totalmente en la Carnival).  Adicionalmente, se pueden conseguir fácilmente usadas y como son carros familiares, es poco probable que hayan sido maltratadas, por lo que vas a tener carro para rato.

La decisión

Pues cuando vimos el modelo nuevo de la Kia Carnival (Sedona en América), el asunto fue amor a primera vista.  Tratamos de resistirnos, pero aun sabiendo que comprar carro nuevo en estos países es un mal negocio, no había nada que hacer.  Vimos otras opciones pero no había punto de comparación.


Comprando

Bien, pues ya claros en lo que queríamos, fuimos primero a Internet (en carsales.com.au encuentras TOOOODO lo que necesites sobre precios de carros) y después visitamos algunos concesionarios.   Ya algunos amigos nos habían advertido que para comprar carro aquí hay que armarse de paciencia y no estar apurado para nada, y así lo hicimos.    Visitamos varios concesionarios, y después de varios días de duras negociaciones, conseguimos el carro que queríamos en algo cercano a A$7000 por debajo del precio de lista, que fue el primero que nos dieron.

El proceso es mas o menos el siguiente:

Llegas al concesionario, miras, tal vez sacas el carro le das una vuelta... haces las preguntas de rigor y antes de responderlas te invitan al escritorio del vendedor.

SUPERIMPORTANTE : SI NO SABES, NO FIRMES NADA !

Pues resulta que ya hiciste las preguntas, te dieron el precio, y estás hablando con el vendedor en su escritorio como si nada.   De repente el tipo empieza a hacerte preguntas y tu las vas contestando.
Al rato se va a la impresora y regresa con una insignificante hojita y te la dan para que la firmes.
En esa insignificante hojita, te estas comprometiendo a comprar el carro.  Una vez que la firmas, ya dejaste ir todo tu poder de compra, y con ello tu posibilidad de obtener un mejor trato.  En nuestros viajes a los concesionarios encontramos que esto es algo así como un standard behaviour (casi "modus operandi", diria yo).

En nuestro caso, duramos dos días negociando.  De negociación pura y dura, yo diría que fueron tal vez unas 4 a 6 horas.
Al final de todo, nuestro pobre vendedor estaba extenuado (entregado, diría yo) y yo casi puedo decir que me puse triste cuando terminó todo pues fue sumamente entretenido.

Una vez ya todos los detalles de precio, modelo, color, accesorios y demás están totalmente definidos y por escrito ya puedes firmar la "oferta" que haces por el carro.  Ya con la oferta aprobada por el concesionario, solo queda cuadrar el pago, y al cabo de unos dias, te entregan tu carro!

viernes, 4 de septiembre de 2015

Cafe en Australia


Viviendo en Colombia varios años, aprendí a tomar y a apreciar el buen café.  Una de mis sorpresas la primera vez que vine a Australia fue la cultura de buen café y lo fácil que es conseguirlo.  A continuación reproduzco un artículo que disfruté mucho hace unos días acerca del tema:


Sorry world, Australia's coffee is better than yours

It's not often us colonials can be accused of being snobby about anything. I mean – most Australians' favourite historical figure is a bank robber, our favourite sport is a rule-free bastardisation of lots of other people's sports, and our favourite cuisine is made by Four'N Twenty.
About our only concession to pretentiousness is the odd helicopter ride to a political fundraiser. Aside from that, however, we're a pretty laid-back bunch.
Except, that is, for one facet of life. In this, Australians truly are card-carrying puritans. We're total snobs. And we're not the sort of snobs that you might expect – we're not hotel snobs, we're not car snobs, we're not plane snobs and we're not food snobs. But we are extremely painful, colossally serious coffee snobs.
You know, already, without even thinking about it, that this is true. Australia has become a land of coffee obsessives, a country free of a caffeinated cultural cringe, a nation of people unafraid to declare that our coffee is better than yours. Traveller even dedicated a whole issue last week to help Australians find places where they can seek solace in a beautifully brewed cup once they leave these heavily caffeinated shores.
We drink flat whites and long blacks, cold drip and single origin, ristrettos​ and cappuccinos – and we have a detailed opinion on where to get the best of each one in any two-block radius.
Australia is ridiculous. We might have come to the party relatively late, but now that we've arrived, there's probably no other country with a coffee culture as serious and snobbish as ours. We're not held back by tradition in Australia, because we have no tradition, which means we're free to love coffee of all kinds: we can dig Vietnamese-style coffee with sweet condensed milk, or Italian-style with froth, or Turkish-style that's like caffeinated sludge. It's all good – that is, as long as it actually is good.
We can recognise bad coffee. There's a reason Starbucks failed in Australia, and that's because everyone knew of at least 10 independently owned cafes within walking distance of any Starbucks store that did better coffee than the new American impostor on the block.
You know where else in the world Starbucks failed? Nowhere. No one can turn their nose up at a big international chain like we can. No one can recognise that a venti decaf frappuccino​ with soy milk and vanilla bean syrup is about as far away from proper, adult coffee as is humanly possible like we can.
We know bad coffee, and we know good coffee. When we're at home that's fine. You can rant about your local coffee purveyors as much as you like in your own neighbourhood. But what about when we go overseas?
For the citizens of other countries, Australians must seem incredibly painful when it comes to coffee. It's like American tourists complaining about the lack of burgers and fries in Thailand, or English tourists going to Spain and eating curry chips. Because when Australians travel, we expect the coffee to not just be good – we expect it to be as good as it is at home.
Inevitably, this is setting us up for disappointment. The coffee in England is bad. Really bad. The coffee is France is bad. The coffee in Japan is bad. The coffee in Brazil is bad. And the coffee in the US, obviously, is bad.
You could make the argument that, "Oh, there's good coffee in London, you just need to know where to find it." The same could be said for New York, or Tokyo. But that's just the thing – when you're travelling you don't know where to find it, which means you're left lining up unwittingly at a chain like Costa expecting a reasonably good cappuccino, or ordering a café au lait in Paris and getting your hopes up.
Not going to happen. So you complain to all of your travel buddies the no one knows how to do a good coffee around here. Painful.
Want more evidence of our snobbishness? There are cafes in both London and New York that advertise the fact they've got Australian or Kiwi baristas. Not Italians, not French. Aussies and Kiwis. And you can guarantee that their clientele will have a similar slant – expats and tourists getting their fill of a decent flat white or a long black that's not just drip coffee with hot water.
There are exceptions to these rules. Travellers to Vietnam will find a coffee culture that might not seem a lot like ours, but the end product is easily as good. The Italians, obviously, know their way around an espresso machine. Argentina, with its European heritage, is a great destination for reliably tasty coffee, and New Zealand is similarly satisfying.
Throughout much of the rest of the world, however, the coffee is going to come as a constant disappointment. It's just not up to Australian standards.
There's not much we have to be snobby about, but the humble flat white is justifiably one of them.